CONVOCATORIAS






Trapitos al sol

El Covid-19 develó la importancia que el trabajo de cuidado tiene para el sostenimiento de la vida. También puso en evidencia que quienes realizan ese trabajo somos, primordialmente, las mujeres. Esta naturalización del trabajo de cuidado como una responsabilidad femenina es, tal vez, el ejemplo más claro que tenemos sobre la manera en que la división sexual del trabajo nos afecta.

El cuidado de la ropa, la lencería y los textiles, hacen parte de las tareas de cuidado de la casa. No solo lavamos, secamos, doblamos y guardamos la ropa, sino que la remendamos y la embellecemos con bordados, o la creamos con nuestras propias manos. 

El 8 de marzo de 2021 lanzamos una campaña en redes digitales para sacar  los trapitos al sol como una manera de visibilizar este trabajo invisibilizado. Se invitó a las personas a sacar las sábanas, delantales, cobijas, fundas, ropa, edredones, toallas, limpiones y cobijas por la ventana y postear las fotos en redes sociales con el hashtag #remendandoytejiendoafectos8M.


Es un_ niñ_

Sentencia es una pieza que sale a partir de un convocatoria que circuló por redes sociales en la invitaba a las personas a bordar un mismo patrón en punto de cruz. La persona podía bordar con el color de hilo de su preferencia y debía escoger entre las frases  “Es una niña”, “Es un niño” y “Es un_ niñ_” (como en puntos suspensivos). El ejercicio parte de la base de la tradición que hay entre las personas que tejen, bordan y cosen, de elaborar prendas o regalos textiles para los y las recién nacidas. Generalmente estos objetos o prendas suelen hacerse en determinados colores, dependiendo del género del bebé gestante. Si es niña rosa o lila y si es niño azúl. La idea con esta convocatoria era una suerte de provocación, invitar a una reflexión sobre las expectativas sobre la identidad asociada al género y de cómo proyectamos esos roles sobre los seres humanos desde mucho antes de salir del vientre. Es decir, desde antes de nacer, y sólo con la confirmación de la presencia o la ausencia de un pene, estamos cargando los cuerpos con una serie de expectativas sobre cómo esos seres llenarán esos roles asignados por la sociedad. 

La convocatoria dejaba abierta la escogencia de los colores con qué bordar el patrón, invitando a repensar algo que parece inocuo pero que termina dividiendo y encasillandonos en esos mismos roles de género y donde no hay espacio para la diversidad. Las piezas que recibimos en esta convocatoria fueron parte de la exposición Deshilar la revolución cotidiana, curada por la artista Yohanna Roa.